Última actualización: 27-10-2021
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Con motivo del 35º aniversario del incendio que se produjo en la estación de ferrocarril de Ciudad Real el día 29 de julio de 1977, el diario Lanza se puso en contacto con nuestra Asociación para recabar información de cara a hacer un amplio reportaje de aquel accidente.

Dicho reportaje se ha publicado en las edición escrita y digital los días 29-7-2012 y 5-8-2012, cuyo texto y fotos se insertan a continuación:

DIARIO LANZA 29-7-2012

Once de la noche de un 28 de julio de 1977 en Ciudad Real. Un aparatoso incendio, (cuyas causas siguen sin aclararse), tiene lugar en la estación de ferrocarril ubicada en las inmediaciones del casco urbano.
El resultado:
70 heridos, ningún fallecido. Miles de vecinos de los barrios colindantes, salen despavoridos de sus casas. Familias enteras en coches, otras a pie invaden las calles del centro de la ciudad así como las carreteras que llevan a Toledo, Piedrabuena o Miguelturra.
Cuentan los cronistas de entonces que el resplandor de las llamas del incendio era visible Desde cualquier punto de la ciudad y desde localidades cercanas a la capital como Bolaños de Calatrava, Malagón o Piedrabuena y más lejanas como Mora.

35 ANIVERSARIO DEL INCENDIO EN LA ESTACIÓN DE FERROCARRIL

El fuego empezó la noche del 28 en una cisterna con 20.000 litros de gasolina que explotó horas después ocasionando 70 heridos

Hoy se cumplen 35 años del dramático suceso ferroviario que todavía recuerdan muchos vecinos de Ciudad Real, en especial los que vivían en la barriada de Los Angeles y de Pío I. Un suceso que, gracias a la actuación de bomberos, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado (en aquellos días Guardia Civil, Policía Armada y Policía Municipal) y ferroviarios voluntarios y valientes, no llegó a convertirse en una dramática noche de verano.
Clemente Díaz Murcia y Francisco Sánchez Donoso, inspector principal y jefe de vicio, respectivamente de la estación de tren de Ciudad Real en aquellos momentos, fueron los responsables las decisiones que entoncesse tomaron. Cuando llegan a la redacción el diario Lanza para relatar cómo vivieron esas intensas horas lucen una serenidad agradablemente contagiosa y una seguridad levantada a lo largo de toda una vida.
Son testigos directos del fatídico accidente que hoy recordamos y su memoria prodigiosa consigue que lo vislumbremos desde lo anecdótico.

Imagen de los restos de cisterna que explotó la noche del 28 de julio en la estación de tren de Ciudad Real.
Publicada en la revista de la Diputación Provincial del año 1977

El inicio del fuego

El fuego empezó poco antes de la media noche del 28 de julio en una cisterna cargada con unos 20.000 litros de gasolina en la vía 8, a tan solo medio kilómetro de los depósitos que Campsa tenía en la ciudad.
Los motivos reales del desenlace nunca se descubrieron. La cisterna donde empezó el incendio pertencía a un tren compuesto por 27 vagones con combustible de todo tipo: gasolina, propano y gasoil. Se actuó con celeridad y rapidez tan pronto como se detectó la primera llama.
Tras los bomberos de Ciudad Real llegaron los de Puertollano, Daimiel, Manzanares y Valdepeñas. Los efectivos de Ciudad Real se centraron en apagar uno de los focos cercanos a la barriada de Los Ángeles y a refrigerar y regar constantemente para enfriar las cisternas de propano evitando que estas entraran en ebullición.
La decisión de separar trenes con celeridad formó parte del éxito de este suceso. Para evitar una explosión en cadena, el personal de Renfe, miembros de la Guardia Civil, de la Policía Armada y particulares voluntarios (en su mayoría ferroviarios) consiguieron separar “a brazo” cuatro cisternas de gasoil hacia la topera, así como otros tantos vagones. En este apartado Clemente y Francisco destacan el trabajo y la valentía de su compañero, Faustino del Río (ya fallecido), que con un tractor de maniobras trasladó los vagones, que previamente Barrajón había desengachado, a otra parte.
Se jugaron la vida sin dudar un momento las órdenes que recibieron con el fin de que el fuego no se propagara ni se acercara a los depósitos de Campsa.

Casas de la barriada de Los Angeles afectadas por el incendio.
Imagen publicada en la revista de la Diputación Provincial del año 1977

Primera explosión

Pasadas las doce y media de la noche una de las cisternas hizo explosión lo que ocasionó el pánico general en Los Ángeles pues se registraron incendios en varios pisos y se ocasionaron bajas, por heridas, entre los voluntarios que estaban colaborando en las tareas de extinción.
El panorama se presenta desolador ya que el fuego sigue activo y creciendo sin que se pueda hacer nada. Además cuando se produce esta explosión los coches de bomberos se encontraban repostando agua fuera de la estación por lo que no se puede hacer nada para evitar que el fuego continúe con gran intensidad.
Los voluntarios que estaban ilesos ayudaban a los heridos, la mayoría de los cuales fueron evacuados en ambulancias de la Seguridad Social y la Cruz Roja, o en coches de la Guardia Civil y particulares.

Segunda explosión

A la una de la madrugada, momento en el que llega el coche de bomberos de Enpetrol de Puertollano dotado de espuma carbónica, se produjo la segunda explosión ocasionando incendios en los campos vecinos y en casi todas las vías de la estación llegando a quemar traviesas. Los trozos de cisterna que se desprendían quedaron incrustadas en algunos coches de la barriada de Los Angeles y algún resto cayó en un pozo de residuos de la Campsa. Las llamas de esta segunda deflagración se pudieron ver desde toda la ciudad. La situación era desoladora en cualquier punto de visión: a un lado de las vías estaba la ciudad y al otro los depósitos de Campsa. Por fortuna todo quedó en un susto pues entre los dos coches de bomberos de Ciudad Real con agua y el de Puertollano, de espuma carbónica, se consiguió controlar el fuego a las 2,45 de la madrugada.
Relatan las crónicas de la época que, además de los trabajos realizados, el fuego se extinguió tras agotarse el combustible almacenado en las cisternas. Una vez recobrada la calma en el que en ese momento era el “punto negro de la ciudad” el gobernador civil, Eduardo Ameijide, a través de Radio Popular, tranquilizó a la población y poco a poco las personas que habían abandonado sus hogares volvieron a sus viviendas. Además las patrullas de Guardia Civil y de la Policía Armada provistas de megáfonos informaron por calles y carreteras de que el peligro había pasado. A las cuatro y media de la madrugada de un 29 de julio se restableció la normalidad en la ciudad.
A consecuencia del calor del fuego todas las vías de la estación se deformaron por lo que durante algunos días el tráfico quedó paralizado y el transporte de mercancías y viajeros se tuvo que hacer por carretera. La circulación estuvo tres días interrumpida. Los cronistas cuentan también que el gobernador civil de entonces, Eduardo Ameijide y el alcalde de la ciudad, Francisco Bernalte, visitaron a los vecinos de las viviendas afectadas y al parecer se les concedió ayuda económica para llevar a acabo las labores de reconstrucción de las viviendas.Un final feliz para una pesadilla infernal que hoy recordamos gracias a la colaboración de la Asociación de Amigos del Ferrocarril.

DIARIO LANZA 5-8-2012

Clemente Díaz y Francisco Sánchez, ferroviarios y testigos de excepción
LOS TRABAJOS DE EXTINCIÓN DEL FUERO LLEGARON A ROZAR LO HEROICO

Recuerdan los detalles y momentos más dramáticos del fatídico suceso

Clemente Díaz Murcia, inspector principal de la estación de ferrocarril de Ciudad Real y Francisco Sánchez Donoso, jefe de servicio, fueron testigos directos de la dramática noche del 28 de julio de 1977 en la que se incendió la estación de ferrocarril de Ciudad Real. ‘Lanza’ ha podido hablar con estos dos ciudarealeños de cuya experiencia hoy se hacen eco nuestros lectores.
Clemente y Francisco, “los de la gorra”, es decir los que mandaban en la circulación de la estación, eran responsables de una sección entera de trabajadores compuesta por 600 personas, como suya era la responsabilidad de la estación de ferrocarril la noche en la que ocurrieron los hechos.
La jornada pintaba tranquila, hacía calor y los ferroviarios estaban cenando en casa con sus respectivas familias cuando un compañero les avisó a viva voz desde la calle, de lo que estaba ocurriendo en las vías. En este punto Clemente asegura que desde su casa, bicada en las inmediaciones de Pío XII, pudo observar un tono rojizo en el cielo lo que le hizo sospechar que algo raro pasaba. Según relata, no sólo él fue testigo de ese resplandor, pues al parecer desde la estación de Mora (Toledo), a 90 kilómetros de Ciudad Real, también se podía ver el resplandor de las llamas. Detallan, con emoción que los trabajos de extinción fueron duros “rozando lo extraordinario y lo heroico”, al tiempo que advierten que el factor “suerte” fue muy importante.

Clemente Díaz Murcia y Francisco Sánchez Donoso

Ambos aseguran que en esos instantes se temía un desenlace similar al ocurrido treinta años atrás en Santander, cuando un incendio calcinó casi por completo la ciudad. Clemente y Paco, lucen buena memoria y cuentan los detalles con absoluta sincronía. Destacan el efectivo trabajo de la Guardia Civil, la Policía Armada y la policía local de Ciudad Real y Puertollano y mencionan de manera significativala gran ayuda recibida por parte de la ciudadanía de Puertollano.
Del mismo modo destacan la importante colaboración de los vecinos de Los Ángeles, así como el trabajo del gobernador civil de aquel momento, Eduardo Ameijide. “Se reaccionó bien”, apuntan . tanto es así que “todo el mundo que estaba de servicio recibió premio y reconocimiento “porque aquel comportamiento rayó lo heroico”, recuerdan. Clemente y Paco tienen sus últimas palabras para los compañeros Faustino del Río y Barrajón, que “llegaron a jugarse la vida”, apostillan.

ECO EN LA PRENSA NACIONAL

El suceso resultó de tal envergadura que fue portada en toda la prensa nacional de 30 de julio de 1977. Los cronistas ciudadrealeños, compañeros de profesión como Manuel López Camarena o Pedro Peral fueron la voz de angustia que en esos momentos gritaba Ciudad Real. “Ciudad Real, aterrada por una noche de explosiones” fue el titular de ABC, de un artículo rubricado por M.Lopez Camarena “Sesenta heridos en el incendio de Ciudad Real” se podía leer en la edición nacional del diario Ya, que ilustraba la portada con una foto impactante y con un texto escalofriante de Pedro Peral.
Si llamativos fueron los titulares de ABC o Ya no lo fue Menos El Alcázar que en portada aseguraba que “A través de varias llamadas anónimas” el GRAPO había reivindicado el incendio de Ciudad Real.
Ignacio Alonso fue el cronista para el diario El País que bajo el título “Ciudad Real vivió una noche de terror” se acercó con detalle al número de heridos.
La Vanguardia, que también llevó en portada la información, destacó la ausencia de víctimas y las medidas adoptadas para evitar la reactivación del fuego.
Por aquel entonces Lanza era un joven rotativo que empezaba a despertar.
En portada a cinco columnas:“Noche de pánico en Ciudad Real, cuatro cisternas y un vagón se incendiaron en la estación de RENFE”. La información con todos los pormenores del suceso es de Manuel López Camarena con fotos de Herrera Piña en las que se aprecia la magnitud del incendio. El rotativo siguió el tema en días posteriores.

Descargar la edición en PDF de las cinco páginas publicadas por Lanza